Publicado en Manifiestos cartoneros

Manifiesto Yiyi Yambo (Asunción)

A modo de manifiesto , y con el inconfundible e híbrido portunyol selvagem del escritor de Douglas Diegues, Yiyi Yambo nos deja bajo la consigna final de «Avanti!»las siguientes palabras fechadas en Asunción a 6 de octubre de 2007:

1. Tudo que existe nació del amor entre el Cielo y la Tierra dicen los kapos que inbentaran el I Ching antes de haberse inbentado el ideograma chino. La editorial Yiyi Jambo nasceu de los bessos entre 1 poeta salbahen y una hermosa Yiyi tan Flor de Yégua y Huankaína Inkáika en la època presa prisionera de un tal Pombero Mercedita.

2. Las tapas son feitas de cartom komprado en las calles de Asuncion a 1000 guaranies el kilo y pintadas a mano por el Domador de Yakares, el Astronauta Paraguayo y Kuru Bogado a veces quando le copa en el estudio «Para Ser Estrella Hay que Pisar Tierra».

3. Y la Yiyi, que lindo puede ser todo, sábado passado vendeu los primeiros ejemplares impressos de la Colecciòn de Poesia y Narrativa Sudaka-Transfronteriza «!Abran Karajo!¨: Uma Flor (de Douglas Diegues) y Chuvosos-Lluviosos (de Wilson Bueno).

4. En la prátrika, Yiyi Jambo es un proyecto artístico-editorial que nace em Asunción despues del amor em flash um par de bessos calientes en la primavera del 2007 con el apoyo del artista argentino Javier Barilaro, uno de los fundadores de Eloisa Cartonera, proyecto artístico-editorial originado en Buenos Aires en el 2003, a través de una acción conjunta de escritores, artistas plásticos y trabajadores del libro. Los objetivos, entre otros, son la democratización del libro, la lectura, la creación literaria y artística originales.

5. En el caso de Yivi Jambo, las tapas de los libros también son hechas com cartón comprado de los cartoneros a 1000 guaraníes el kilo en las calles de Asunción. Una equipe de 2 personas (el escritor Douglas Diegues y el pintor Amarildo García, el Domador de Yakarés) cortan el cartón, pintan las tapas (que nunca se repiten), imprimen el contenido, montan los libros y los distribuyen. El catálogo hasta el momento cuenta con 11 títulos. Y el objetivo es generar renta a los interesados en vender los libros de arte editados por Yiyi Jambo, que acaba de publicar El Astronauta Paraguayo, poemário en portunhol-guaraní de Douglas Diegues, con los auspícios de Sérgio Medeiros y Dirce Waltrick do Amarante, ambos professores en Florianópolis de la Univerisad Federal de Santa Catarina.
Los interesados en laburar vendendo los libros de Yiyi Jambo en las calles y plazas y kisokos y librerías de Asunción ganarán 5000 G$ por ejemplar vendido a 15.000 G$.

6. Desde 2004 existe un proyecto autónomo en Lima, Perú, cuyo nombre es Sarita Cartonera. En Asunción, el proyecto Yiyi Jambo se inicia de la nada en esta primavera 2007 y pretende trabajar con cartoneros y personas en general interesadas en vender los libros de la editorial que valoriza el ser humano y lucha en favor de la incluzión (y non la iluzión) social.

7. De esa forma, barateamos el costo del libro, democratizamos la lectura, y generamos uma oportunidad di laburo honesto y justo a personas de todas las edades. Quem quiser pintar las tapas de los libros en el Estudio de Yiyi Jambo para colaborar ou relajarse também lo puede fazer, bastando hacer una llamadida antes para saber si hay alguién en la casa.

8. El proximo libro de la coleccion de Poesia y Narrativa Transfronteriza «!Abran Carajo!» es el poemário salbahe inédito del escritor Ronaldo Bressane, cuja primeira edicione aparece semana que vem.

9. Por enquanto non tem nuebe. Y uma saudade imensa del xocolate rosaxoki de uma Yiyi todavia engazutada de seduciones del Pombero Boa Plaza que la tiene assim presa em suas manos peludas de ñembo King-Kong em algun lugar xeto di Sampi. Y boltemos amore al estúdio ¨Para Ser Estrella Hay que Pisar Tierra¨ de Yiyi Jambo because la produccione de libros non puede parar mais y daqui a pouco bamos a exponer los libros en la Plaza del Panteón de los Héroes en el centro mismo de Asuncionlândia.

10. Non era para ter 10. Mas em breve estaremos em Sampa yo y el amigo Domador de Yakarés para lanzar Yiyi Jambo em la Mercearia Sam Pedro y beber umas Sicólogas Rúbias (Fabián Casas dixit) y otras geladas con los amigos Marquinhos, Xico Sá, Antonio el kapo xaman del lanche kesú-minas mais saboroso de Sampi, Joca Terrón, el generoso Marcelino Freire, Ronaldo Bressane, el mano Dom Ademir, Mario Bortolotto, Macknuklear, Pierre y sua hermosa Luana, Bacteria, Claudinei Vieira, el boludo del Vanderley Mendonça, Marcelo Barbaon, el sumido Nelson Provazi y otros manos que por las veredas de Sampaulandia cruzaremos.

11. Y deixo aqui volando libremente uma fraze del poeta paraguayensis Jorge Kanese para comenzar la kosa-nostra bem comienzada: «Los Boludos nim los Diablos nunka van a entender que Deus non necessita Públiko». Avanti!

(Consultado 15/11/2016)

 

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Manifiesto de La Cleta Cartonera (Cholula, México)

Seguimos con la incorporación de manifiestos cartoneros. En esta ocasión con el de La Cleta Cartonera, breve pero intenso. Fechado en Cholula el 3 de abril de 2011:

Manifiesto

Queremos hacer libros de basura. La basura que está por todos lados, dando vueltas. Queremos hacer libros que se deshagan, como una caja de cartón bajo la lluvia. Libros sin techo, a la intemperie, errabundos. Libros baratos. Libros que como el pan, puedan olerse por las calles. Libros que se desmanchen entre las manos que los hacen y las que los leen. Que se vendan sobre canastas en bicicletas. Ahí va el señor de los esquites, el señor de los helados, el señor de los libros. Libros prescindibles.

Queremos libros y gozar haciéndolos. Proponemos ser esclavos de nuestras íntimas compulsiones y necesidades, no de los frenos del buen gusto editorial y las exigencias económicas. No juzgar los textos, y mucho menos a los escritores, excepto respecto al gozo que generan.

Queremos textos que puedan ser el punto de partida hacia otros espacios impredecibles.

Nos unimos al movimiento cartonero y a las editoriales independientes que proponen trabajar y estar juntos de otra manera. Nos nutrimos de ellos.

Habrá textos.
3 de octubre de 2011, Cholula, Puebla.

(Consultado el 15/11/2016)

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«Manifiesto cartonero» de Yerba Mala Cartonera

Copiamos a continuación el «Manifiesto cartonero» de Yerba Mala Cartonera, fechado en noviembre del 2008 (Bolivia). En él, entre otras manifestaciones programáticas, se señala e invita a la apropiación estética y ecológica del cartón (desechable por la sociedad de consumo) como un gesto de dimensión artística y filosófica llevada a cabo por las cartoneras:

Manifiesto Cartonero

El manifiesto cartonero es la piedra angular de nuestra acción, aquí lo compartimos para que lo disfruten, amen, odien, comenten, etc, etc.

Manifiesto Cartonero

Editorial Yerba Mala Cartonera

Si de cartones hablamos, no se trata de mencionar posturas acartonadas ni mucho menos títulos académicos. Hablamos de un material vivo y natural, convertido hacia fines industriales: recipiente de objetos, nunca contenido. Caja o cajón y no producto. La envoltura que el cartón supone posee un corto tiempo de vida, luego el envase es desechado. El cartón envuelve un objeto, convirtiéndose en agente periférico, el hijo desechable del capitalismo de consumo.

Su rol no se relaciona únicamente al acto mercantil. Es un objeto de civilización: antes papel, hoy la marca urbana de consumo y desperdicio urbano. Su origen no es tan complejo (chips y fibras ópticas requieren un mayor manipuleo químico). Sale de los residuos madereros hacia fábricas de papel: hablamos de un tipo de papel. Luego, mediante una estudiada alquimia y agua en diferentes estados, el cartón es prensado. Proviene de los árboles, y quizá debido a esto, y a una textura tan variable como la piel humana, es que irradia ese calor tan ausente en la mayoría de los objetos en siglo XXI. Es la piel de las palabras donde se estampa la sombra del autor.

Cartones y papeles han sido creados como espacios abiertos: materiales que no ostentan identidad ni sentidos ¿pero en su ontología desabrida tal vez existe un ajayu ilimitado que busca apoderarse de quien los convierte en libros listos y accesibles para leer?

 Papeles y cartones se reconocen inacabados, siempre inconclusos mientras no cumplan su función, e incluso entonces. Un libro fabricado de cartón supone no sólo una actitud de conciencia ambiental (reciclaje de material desechado), sino y en la misma medida, una apertura real hacia diversas voces, tintas y productos y porque no una red de colectivos sociales con una idea detonadora: la literatura hecha en casa, lo artesanal como la micropolítica cotidiana. No estamos hablando del protocolo de Kinoto o el calentamiento global, estamos hablando de una conciencia ecológica que empieza en el ahora, en el reciclaje como trinchera de guerra.

El cartón o papel requiere y reclama aquel otro que lo complemente, efímero, pues su naturaleza lo obliga al constante cambio. Sería absurdo imaginar un objeto encajonado por siempre, así también lo es una letra leída de la misma manera cien veces; del mismo modo, una postura totalitaria o dogmática (que no reciba ni reconozca la valía de aquel otro complementario), resultaría impensable. El otro es nuestro enemigo, nuestro cómplice nuestra resistencia y colectivo. El llamado a reflejar nuestra imagen o las palabras como códigos necesarios para el sujeto humano

La estética cartonera se acerca más a lo inacabado que a lo certero, más al instante que a lo eterno, a la apertura más que a la edición/lujo/final/tapa/dura. La edición cartonera no ostenta bordes dorados ni letras en alto relieve; de ninguna manera deja a un lado el gusto estético, aunque sí considera superfluos algunos elementos que bien podrían transmutarse en creaciones distintas; digamos que prescinde de una retórica innecesaria en tiempos de minimalismomaterial y artístico. Un libro cartonero deja de lado estas figuras excesivas para concentrarse en lo primordial que se resume en lo siguiente:

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1)      Nuestro hábitat urbano/natural nos ha brindado, con sabiduría y severidad, una ética obligada hacia el uso de los recursos disponibles; y esto en ningún momento como desventaja; al contrario, como efectivo ejercicio de creatividad, inventiva y apreciación.

2)      La pobreza al servicio de la imaginación bang, bang no tapar las condiciones materiales de existencia sino surfear entre el grito de ser productores de artes que se atreven a hundirse en el pantano de las letras. Globalizar el verso y la narrativa

Desde un inicio, el libro de cartón es un simple gesto que hunde en la conciencia humana una interrogante.. ¿Es necesario el derroche cual sea; no resulta igual de dañino el exceso que la falta; es un instrumento irreemplazable para la existencia del ser humano la ostentación de materias/materiales siempre nuevos, convertidos mediante procesos químicos o genéticos para que luzcan impecables; vale eso el aire negro, la densidad del lago o las deformaciones mentales/genéticas?

Hablamos de naturaleza humana al fin y en partida: Prometeo, Ícaro o su equivalente mítico en cualquier cultura, y no así de juicios de valor ni cargas morales. Nada más alejado de eso. Hablamos de un gesto que, tras sí, lleva el intento por alcanzar el equilibrio en un camino de autodestrucción premeditado. Un gesto que, además de poner el dedo en la llaga de ozono y en la escasa naturaleza, lanza la reflexión del reciclaje humano.

Sectores que –ni más ni menos importantes que otros– cumplen su función en la colectividad de manera invisible, son, debemos admitirlo, los preferidos de nuestra estética alternativa, muchas veces marginal o hasta irreverente. Sin embargo, como arte literario privado de preferencias, son las palabras quienes obran autónomas, en profunda complicidad con un par de ojos atentos. Ellas no necesitan explicación ni mucho menos marco atmosférico.

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Dentro la Editorial Yerba Mala Cartonera hemos lidiado con noticias de falsos límites o extrañas desapariciones, disfrazadas como muerte de amigos y compañeros*. Toda supuesta muerte la entendemos como el proceso que atraviesa el cartón antes de convertirse en árbol nuevamente y, algo sanos de esquizofrenias divisorias y líneas imaginarias, hemos difuminado las barreras que antaño hacían creer el mal cuento de géneros, clases o ghetos. No creemos en cielo e infierno uno alejado del otro. No creemos en el fin de la existencia en el simbólico Q.D.D.G.. Tampoco buscamos una respuesta (sólo) racional e ilustrada ni un marginalismo esnobista. Esta visión nos hace rozar los bordes (inexistentes) y desplazarnos sin demasiado lío entre márgenes, centro, periferias y alguna otra dimensión más allá de lo clasificable.

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Aquel antaño: Cogito ergo sum ha servido como un necesario paso entre tinieblas y otra era. Hoy es menos que inservible; se lo desecha para que, en su lugar, se entienda la existencia como un uso desmedido de instintos, pulsos, sensaciones, pensamientos (también) y todo lo que nos lleve al ciclo natural nuevamente. En este escenario, las polarizaciones son innecesarias, así como los muros divisores, para participar en un ciclo –cósmico si se quiere–, lógico y con su obvia porción azarosa. No hay mayor diferencia entre el acá o el allá, así como el arriba puede convertirse fácilmente en abajo.

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El deseo de echar por tierra aquel gesto ceremonioso del libro como objeto de saber (endiosando al conocimiento literal/letrado) nace de una sana conciencia donde la experiencia brinda una nueva sabiduría, simple y humilde, alejada del pesado protocolo del libro tapa/dura: nadie está prohibido de escribir, nadie intenta descubrir un camino único. La simpleza de un libro hecho de cartón posibilita la variedad de voces, ninguna tan importante como para merecer letras plateadas y, al mismo tiempo, todas igual de valederas por su originalidad.

inciso veinticinco) Consideramos al libro un objeto tan valioso que todos (no solamente deberían poseer) sino producir con la mayor facilidad y sin el menor aspaviento posible; de este modo, brindamos una fórmula sencilla y sin demasiadas complicaciones (véase el manual: cómo fabricar un libro de cartón en tres pasos) para que todo aquel quien tenga algo que decir, narrar o compartir, lo exprese sin necesidad de públicos sofisticados ni anfitriones de lujo.

mandato primigenio) El cartón deviene de la corteza maderil, del tronco de la naturaleza más potente: es el músculo del árbol; y el nervio donde tatua palabras el autor, un libro cartonero advierte y denuncia la total voluptuosidad de tal objeto. No se trata de un acto inocente. El cartón se convierte (en reacción al enfriamiento humano/global) en un trozo de brasa lleno de vitalidad, poseedor de temperatura variable y carácter orgánico: parecido al ser humano.

artículo penúltimo) La reutilización de materiales se sitúa junto a tradiciones cíclicas que han atisbado el otro lado de las cosas, vale decir: han palpado la existencia de una realidad paralela en la que lo desechado convive con lo nuevo. Y nos iluminamos al asegurar que esta creencia brinda a lo muerto su capacidad de operación en lo vivo. Un libro hecho de cartón es algo que se repite pero a la vez es único, una materia que regresa y una cosa que se transforma, tal cual sucede con las escamas caídas de la piel, las semillas que se desprenden de los árboles o las mentalidades que no terminan de irse para transmutarse en nuevos seres.

cláusula comercial) Hemos visto más de una vez personas concentradas escogiendo qué diseño de tapa cartonera les agrada más. No se trata de un hecho ingenuo que aspire a la producción industrial de elementos repetidos e iguales con exactitud. Se trata de la diferencia que hay entre lector y lector, entre escritor y escritor, en suma: entre ser y ser. La diferencia realiza el hecho básico de otorgar unicidad y originalidad a cada ejemplar; cada uno es único e irrepetible, tal cual quien lo lee, quien lo escribe, quien lo observa o quien lo fabrica.

asterisco agregado) Sin entender del todo la diferencia entre sueño y vigilia o entre ficción y realidad, no compartimos posturas que adopten la escritura como un mundo independiente y aislado de lo real. Así nos alimentamos de ambos mundos para crear, reinventar e intercomunicar ambas dimensiones. De este modo, se plasma un festejo del cambio, un réquiem a lo estático y la exaltación de la fluidez universal. La fiesta perpetua que sucede cada que una semilla germina o cuando la mujer está encinta. Somos nómadas psíquicos con los pies en la tierra y la mente en universos muy muy muy lejanos

dato aparte) Sería difícil separarnos de nuestro entorno comunal en el que conviven una mescolanza de posiciones y argumentos. De esta manera, encasillarnos en cualquier ismo literario o político significaría ignorar a otra parte que también integramos y, a la vez, nos conforma. La Editorial Yerba Mala Cartonera, sin pretender un poder jerárquico, funge como un espacio de representación literaria/estética de lo que emerge ahora en nuestro país y –mediante el apoyo de la red de editoriales de la que somos parte– también de aquello que se produce en el resto de Latinoamérica; y, contrario a lo que conclusiones fáciles podrían aguardar, el resultado se aleja de un caos formal para acercarse a una complementariedad de visiones y formas estéticas.

yapa) Tal cual sucedió con innumerables emprendimientos artísticos, la Editorial Yerba Mala Cartonera lleva tal nombre como bien podría ser Ferroviaria Artesanal Impúdica, Bar/pensión La Comuna o Maestranza, Sunchu Luminarias Coorp y Colchonería Esperanza. Es decir, nuestra actividad no se limita a la estricta-editorial, sino que incluye un proceso más amplio y menos delimitable. La Editorial Yerba Mala Cartonera, desde su creación, ha sido un espacio de encuentro entre personas que, con la única brújula de amigos y caminantes, ha ido creciendo junto al apoyo desinteresado de artistas, pensadores, escritores, dibujantes, mercaderes, académicos y no tanto, pajpakos y merolicos, y un extenso etcétera. De ese modo, sus atribuciones se han ido expandiendo a la realización de talleres de escritura creativa, veladas poéticas en sectores semiurbanos, venta de libros en mercados callejeros, presentación de encuentros internacionales, exposiciones, homenajes, conversas, discusiones y toda actividad en la que jerga y lucha libre se den cita.

Lanzadas estas señales, nos queda apuntar que nuestro trabajo es tan antiguo como la voz misma, que entre el papiro y el papel cuché han habido desvíos de sofisticado marketing monetario. Centralmente, basados en la propia experiencia, confiamos una íntima fuerza interior y que predica: en Yerba Mala nadie cree en la muerte

Bolivia, noviembre dos mil ocho

(fecha de consulta 15/11/2016)